
“Ensalada a la Chilena”: Tomate con cebolla. Apetecible. Digno de tener en una mesa para el almuerzo familiar. Nutritivo y poco calórico. Plato usual en nuestro país.
“Halloween a la Chilena”: Idiosincrasia Chilena con Idiosincrasia Estadounidense. Repugnante. Una inmerecida “fiestecilla gringa” proveniente de nuestra avasalladora amiga ”Globalización”. Cada día más común en nuestro país.
Les presento a la “Globalización”. Ella es la causante de muchas y nefastas consecuencias en nuestro país y en el mundo en general. Tiene un matiz meramente económico: la expansión a ultranza del Modelo Capitalista en todo el mundo. Sin embargo, para comprender mejor estas ideas debemos recurrir brevemente a los orígenes de este sistema.
El Capitalismo como sistema económico no apareció hasta el siglo XIII en Europa, sustituyendo al Feudalismo. Este proceso se potencia y acentúa aún más por las Cruzadas, el “Descubrimiento de América” y con la Revolución Industrial. El Capitalismo luego se extiende sigilosamente a lo que se denominará Estados Unidos. También a Japón y a Corea del Sur por citar casos asiáticos.
Esta expansión económica a la vez viene de la mano con otras “leseras nocivas” para nuestro país. Con lo económico se expande además lo psicosocial y cultural, instalándose al igual que una vil garrapata en la oreja de un can. Es decir incorporamos su economía y a la vez otros aspectos psicosociales y culturales, dañando colosalmente lo nuestro, nuestra esencia, nuestra identidad.
Por citar sólo algunos ejemplos, se expande el idioma inglés y ahora el japonés; tratamos de identificarnos con la cotidianeidad de las seriales norteamericanas como “Sex and the City” o “Friends”; incorporamos en nuestro menú el “Sushi”; todas las niñas y niños-niñas quieren ser como la escasa de talento Britney Spears; la impresión y adicción a la película “Matrix”; la moda de Versace y el Hockey como deporte.
Estos ejemplos no serían tales si no fuese por los medios de comunicación, especialmente la prensa escrita, la televisión y la publicidad que vemos en las principales avenidas y calles del país.
¿No sería mejor potenciar el Mapudungún; los porotos con mote y merquén; iniciar a los niños con Violeta Parra; emocionarse con Machuca o defender la tesis que el origen del Hockey es la Chueca?
¡Maldito Halloween! Resulta que ahora estoy en la obligación de regalar dulces a los niños y niñas que viven en mi sector. ¡Ni muerto!
En una ocasión, hace 2 años atrás para ser más exacto, pegué en el frontis de mi casa y ante la negativa de mi madre, un letrero que decía lo siguiente: “Fuera Bush, Fuera Imperialismo, Fuera Estados Unidos, Fuera Halloween”. Mientras tanto yo me escondí tras el portón de mi casa para observar y escuchar la reacción de los niños y niñas que pedían dulces.
Los y las infantes no comprendían lo que significaban mis escritos y sólo les quedaba claro que en mi casa no daríamos dulces. Luego de media hora pasó un niño más grande y lanzó una piedra al portón. Era de esperar que suceda esta situación ya que este niño probablemente debió ser pariente de algún vecino fascista.