
El tronar del despertador. Recuerdo todo lo que he hecho. Mérito académico: noches sin dormir, fatigas universitarias, dinero invertido en fotocopias, empleos infructíferos, inasistencias a fiestas, humillaciones varias. Logro un título profesional infértil. Al menos somos pocos quienes lo tenemos. En cierto sentido es un privilegio. La angustia me invade. Malditas sábanas que me retienen cálidamente. Me agobia la ira de pies a cabeza. Mala inversión! Contemplo detenidamente el cielo de mi cuarto. Indicios de una lágrima. Transcurre el tiempo. Atrasado a mi empleo y así sucesivamente. Antes de levantarme reflexiono: El pan nuestro de cada día.