


Hola a todos y a todas. Por favor les solicito un poco de atención a lo que transmito. Demoré dos mañanas en hacerlo y ojalá que no haya sido en vano. Al escribir de cierta forma apaciguo mi ira y rabia. Si les interesa entonces continúen leyendo.
Creo a veces que es injusto vivir en este mundo. Uno no lo eligió. Por lo menos se debería tener la oportunidad de hacerlo. De ser así, seguramente no habría ni la mitad de gente en el mundo.
Pobreza, corrupción, discriminación, contaminación y más mierda. Te prometen, escudados en un partido político, que cambiarán el panorama y harán de tu vida la más armoniosa y cándida de las experiencias. Políticos, políticos y más políticos. Todos ellos y ellas escorias de personas. Si los escritos bíblicos fuesen certeros, todos y todas irían al purgatorio por falsos.
Pienso todas estas cosas mientras viajo en Metro hacia el Centro de Santiago. Subo en la Estación Bellavista de La Florida. Trato de leer la publicidad y no es más que una burda expresión del Capitalismo. Amontonados, como judíos que van directo al Campo de Concentración de Auschwitz, nos dirigimos a nuestros propios destinos.
Sube en la próxima estación una vieja cuica y pestilente a perfume cítrico que me repugna. Lleva como ornamentos joyas que serían perfectamente el ahorro de muchos años de una familia para postular a la vivienda propia. Vieja de mierda. Reclama por comodidad más encima. “Que se vaya en taxi para que siente su enorme y desfigurada raja” grito mentalmente. Vieja y fea más encima.
Cierro los ojos y trato de mirar a la gente. Son ellos quienes me miran porque al parecer perciben mi molestia y rechazo a viajar en este medio. Arrugo mi frente como es de costumbre. Ustedes ya lo saben.
Cierro los ojos otra vez y un pendejo hediondo a caca llora y grita. Me calmo y pienso: “Juan Carlos, también fuiste pendejo y muchas veces estuviste hediondo a caca”. Me siento orgulloso una vez más de mi. Soy muy empático. Por eso me gusta mucho ser Juan Carlos. Cuando me preguntan: “¿Cómo eres?” Yo respondo: “Empático”. Que linda y gran virtud tengo. Los políticos no la tienen.
Miro hacia el techo y nos detenemos otra vez. Se suben jóvenes lindos y blanquitos. Cuicos y afortunados de nacer en una familia ABC1 y por ende tener dinero. De esos y esas que se ponen hasta el pantalón más rasca, sin combinar los colores con sus demás ropajes, e incluso usan chalas estilo “condorito”. Se ven bien igual los giles. Vaya uno a vestirse así! De hacerlo eres lejos el más “flayter” de todos. Simplemente porque uno es moreno, mal alimentado, medio gordito y algo petizo. De este modo describen a los chilenos y chilenas en Argentina!
Estudiantes de la Universidad Católica. Hablan muchas estupideces. Una niña rubia falsa que cree ser alternativa por su bolso con una chapita de Placebo dice: “es pobre por castigo de dios”. Cuica tonta y pajarona! Los políticos no son dioses ni diosas. Ellos y ellas son los generan pobreza. Dios no existe!
Justo cuando estoy a punto de explotar nos detenemos. El conductor con su voz gangosa producto de su nariz mocosa insiste: “antes de subir, deje bajar”. A la gente le importa un miserable comino lo que indica. Semejantes al ganado vacuno avanzan sin darse cuenta de sus atropellos y la violencia asociada a esto. Por la razón o la fuerza! Olvidaba los 17 años de Dictadura de Pinochet y de las Fuerzas Armadas.
Comienzo paulatinamente a sentir calor. Mi espalda se humedece. Pesan mis hombros y empiezo a perder el equilibrio. Me siento mal. Creo que debo bajarme en la próxima estación. Pero ¿Cómo bajo si ya soy parte de un una masa de personas?. Soy como un simple molusco pegado a su roca favorita. Cierro los ojos y tengo esa sensación de estar en el “Barco Pirata de Fantasilandia”. No! Esa sensación que se produce cuando tomas pisco o vodka en cantidades grandes. Se te hace agua a la boca y en un dos por tres expulsas un espectacular vómito. Luego lo analizas y ves tomate, choclo y arroz. Por lo menos los míos son así ya que no como carne.
No aguanto más. Al parecer han transcurrido muchas estaciones. Un viejo maricón con pelo tinturado, lentes de sol, zapatillas blancas, polera verde palta y jeans marca Zara sube en Santa Isabel. Todo el mundo lo mira. La “fauna chilensis” dice un cuico de la Católica. ¡Qué se cree el cuico de mierda! Perfectamente puede ser tu padre o simplemente tú cuando tengas 25 años más! Estos cuicos creen que tienen la libertad de decir lo que quieran. Prejuiciosos y enfermos psicosociales! Si por tener dinero te autopercibes con la facultad de hablar ordinaria y vulgarmente hacia otros, prefiero seguir siendo pobre! De verdad!
Nos acercamos lentamente a Estación Baquedano. Es donde necesito bajar. Canto victoria al igual cuando llega el turno que te atienda el cajero del Banco del Estado. Luego de hacer una fila de más de una hora y en donde los usuarios y usuarias nos miramos y a la vez “putiamos” a cuanto funcionario se nos cruza. Que idiotas! Si ellos dan una mala atención es porque el Banco pertenece al Estado de Chile. Obvio! De igual manera lo son FONASA, el Registro Civil, los Hospitales y la Administración Pública en general.
Gobierno de mierda! Cómplices todos y todas. A quien chucha se le ocurre idear este sistema de viaje! Estoy que me desmayo por el calor y la mezcolanza de olores finos y propios del ser humano; por lo comprimido y violentado en general. A punto de desmayarme por mi nefasta y patológica ansiedad e impotencia. Impotencia al pensar que quienes idearon este sistema jamás en sus vidas “han viajado en cromi o se han colado por el torniquete del metro”. Políticos de mierda! Jamás han sentado el culo en la locomoción colectiva y “manosean” la palabra empatía en sus asquerosas campañas.
Con mucho sudor en mi frente y algo hedoroso bajo junto al ganado vacuno del metro. Alcanzo a sentarme. La gente desaparece rápidamente como sueldo de chileno o chilena perteneciente al primer y segundo quintil de distribución de la riqueza nacional. Con mi cabeza entre las piernas trato de relajarme. No lo consigo obviamente. Recuerdo una célebre oración escrita en una muralla cerca de Departamental: “Bachelet es como el Transantiago: No conduce a nada”.
Creo a veces que es injusto vivir en este mundo. Uno no lo eligió. Por lo menos se debería tener la oportunidad de hacerlo. De ser así, seguramente no habría ni la mitad de gente en el mundo.
Pobreza, corrupción, discriminación, contaminación y más mierda. Te prometen, escudados en un partido político, que cambiarán el panorama y harán de tu vida la más armoniosa y cándida de las experiencias. Políticos, políticos y más políticos. Todos ellos y ellas escorias de personas. Si los escritos bíblicos fuesen certeros, todos y todas irían al purgatorio por falsos.
Pienso todas estas cosas mientras viajo en Metro hacia el Centro de Santiago. Subo en la Estación Bellavista de La Florida. Trato de leer la publicidad y no es más que una burda expresión del Capitalismo. Amontonados, como judíos que van directo al Campo de Concentración de Auschwitz, nos dirigimos a nuestros propios destinos.
Sube en la próxima estación una vieja cuica y pestilente a perfume cítrico que me repugna. Lleva como ornamentos joyas que serían perfectamente el ahorro de muchos años de una familia para postular a la vivienda propia. Vieja de mierda. Reclama por comodidad más encima. “Que se vaya en taxi para que siente su enorme y desfigurada raja” grito mentalmente. Vieja y fea más encima.
Cierro los ojos y trato de mirar a la gente. Son ellos quienes me miran porque al parecer perciben mi molestia y rechazo a viajar en este medio. Arrugo mi frente como es de costumbre. Ustedes ya lo saben.
Cierro los ojos otra vez y un pendejo hediondo a caca llora y grita. Me calmo y pienso: “Juan Carlos, también fuiste pendejo y muchas veces estuviste hediondo a caca”. Me siento orgulloso una vez más de mi. Soy muy empático. Por eso me gusta mucho ser Juan Carlos. Cuando me preguntan: “¿Cómo eres?” Yo respondo: “Empático”. Que linda y gran virtud tengo. Los políticos no la tienen.
Miro hacia el techo y nos detenemos otra vez. Se suben jóvenes lindos y blanquitos. Cuicos y afortunados de nacer en una familia ABC1 y por ende tener dinero. De esos y esas que se ponen hasta el pantalón más rasca, sin combinar los colores con sus demás ropajes, e incluso usan chalas estilo “condorito”. Se ven bien igual los giles. Vaya uno a vestirse así! De hacerlo eres lejos el más “flayter” de todos. Simplemente porque uno es moreno, mal alimentado, medio gordito y algo petizo. De este modo describen a los chilenos y chilenas en Argentina!
Estudiantes de la Universidad Católica. Hablan muchas estupideces. Una niña rubia falsa que cree ser alternativa por su bolso con una chapita de Placebo dice: “es pobre por castigo de dios”. Cuica tonta y pajarona! Los políticos no son dioses ni diosas. Ellos y ellas son los generan pobreza. Dios no existe!
Justo cuando estoy a punto de explotar nos detenemos. El conductor con su voz gangosa producto de su nariz mocosa insiste: “antes de subir, deje bajar”. A la gente le importa un miserable comino lo que indica. Semejantes al ganado vacuno avanzan sin darse cuenta de sus atropellos y la violencia asociada a esto. Por la razón o la fuerza! Olvidaba los 17 años de Dictadura de Pinochet y de las Fuerzas Armadas.
Comienzo paulatinamente a sentir calor. Mi espalda se humedece. Pesan mis hombros y empiezo a perder el equilibrio. Me siento mal. Creo que debo bajarme en la próxima estación. Pero ¿Cómo bajo si ya soy parte de un una masa de personas?. Soy como un simple molusco pegado a su roca favorita. Cierro los ojos y tengo esa sensación de estar en el “Barco Pirata de Fantasilandia”. No! Esa sensación que se produce cuando tomas pisco o vodka en cantidades grandes. Se te hace agua a la boca y en un dos por tres expulsas un espectacular vómito. Luego lo analizas y ves tomate, choclo y arroz. Por lo menos los míos son así ya que no como carne.
No aguanto más. Al parecer han transcurrido muchas estaciones. Un viejo maricón con pelo tinturado, lentes de sol, zapatillas blancas, polera verde palta y jeans marca Zara sube en Santa Isabel. Todo el mundo lo mira. La “fauna chilensis” dice un cuico de la Católica. ¡Qué se cree el cuico de mierda! Perfectamente puede ser tu padre o simplemente tú cuando tengas 25 años más! Estos cuicos creen que tienen la libertad de decir lo que quieran. Prejuiciosos y enfermos psicosociales! Si por tener dinero te autopercibes con la facultad de hablar ordinaria y vulgarmente hacia otros, prefiero seguir siendo pobre! De verdad!
Nos acercamos lentamente a Estación Baquedano. Es donde necesito bajar. Canto victoria al igual cuando llega el turno que te atienda el cajero del Banco del Estado. Luego de hacer una fila de más de una hora y en donde los usuarios y usuarias nos miramos y a la vez “putiamos” a cuanto funcionario se nos cruza. Que idiotas! Si ellos dan una mala atención es porque el Banco pertenece al Estado de Chile. Obvio! De igual manera lo son FONASA, el Registro Civil, los Hospitales y la Administración Pública en general.
Gobierno de mierda! Cómplices todos y todas. A quien chucha se le ocurre idear este sistema de viaje! Estoy que me desmayo por el calor y la mezcolanza de olores finos y propios del ser humano; por lo comprimido y violentado en general. A punto de desmayarme por mi nefasta y patológica ansiedad e impotencia. Impotencia al pensar que quienes idearon este sistema jamás en sus vidas “han viajado en cromi o se han colado por el torniquete del metro”. Políticos de mierda! Jamás han sentado el culo en la locomoción colectiva y “manosean” la palabra empatía en sus asquerosas campañas.
Con mucho sudor en mi frente y algo hedoroso bajo junto al ganado vacuno del metro. Alcanzo a sentarme. La gente desaparece rápidamente como sueldo de chileno o chilena perteneciente al primer y segundo quintil de distribución de la riqueza nacional. Con mi cabeza entre las piernas trato de relajarme. No lo consigo obviamente. Recuerdo una célebre oración escrita en una muralla cerca de Departamental: “Bachelet es como el Transantiago: No conduce a nada”.